La democracia camina por la cornisa. Sus fundamentos cuestionados desde las raíces. La vieja dicotomía izquierda derecha no funciona más desde hace tiempo, pero sigue siendo el terreno de debate de partidos y candidatos. No hay proyectos políticos, sino empresas electorales. Consultores que solo piensan en ganar campañas, pero no tienen claro que hacer una vez que lleguen al poder.
La gente detesta cada vez más a los políticos, a la política en sí misma. Al dejar de participar la gente de bien, el terreno queda libre para que las mafias del poder se mantengan cómo los actores principales.
En gran medida, todo eso pasa porque los políticos, las élites de la sociedad, los “formadores de opinión”, no entienden el cambio en la comunicación, no conocen la Nueva Política, el manejo del poder en tiempos de redes y participación activa. Siguen pensando y haciendo política en forma vertical. No escuchan a la gente, a los “enjambres” de opiniones diversas y polarizadas que se expresan a través de las redes.
Pretenden controlar la opinión pública con ejércitos de trolls y acciones de corto plazo. Creen que gobernar es manejar bien el Twitter. El debate fue reemplazado por shitstorms (tormentas de mierda) en redes, con lo cual la construcción de acuerdos, agenda, de una hoja de ruta es una tarea casi imposible. Parece, cómo dice Moisés Nahim, El Fin del Poder.
Les invito a conocer y entender que es y cómo se hace Nueva Política. Como construir una agenda desde la mente de las nuevas generaciones, preocupadas por el cambio climático, la desigualdad, los derechos individuales. A descubrir como la revolución tecnológica y la innovación deben convertirse en herramientas fundamentales, catalizadores de la Nueva Economía.
A pensar en la recuperación de la ética y el bien común como principios de la política.
También veremos ejemplos de Nueva Política, basados en causas potentes, en movilización digital cívica, descentralizada, auténticamente ciudadana.
La Nueva Política es horizontal, informal, sin liderazgos verticales, basada en causas, en redes sociales, con participación activa, lealtades condicionadas a la autenticidad y la transparencia, entre otros principios. Les invito a profundizar en todos estos conceptos.
Convoco a la mayoría silenciosa. Ese grupo de gente de bien, que estudia, trabaja, educa a sus hijos y que quiere dejarles un mundo mejor. Solo sí nos activamos, si trabajamos en una construcción cívica, positiva, es posible cambiar esta tendencia a populismos de ambos colores: Bolsonaro, Trump, Correa o Maduro. Si estas ideas abren un debate amplio, si contribuyen a despertar sueños, a levantar la vocación política en un puñado de jóvenes del Ecuador y el continente, habré cumplido el objetivo: pensar y hacer política con P Mayúscula